El Poder del Ejercicio en la Lucha Contra el Cáncer
En Puerto Rico, el Registro Central de Cáncer estima que aproximadamente el 40% de la población —es decir, 4 de cada 10 personas— será diagnosticada con algún tipo de cáncer a lo largo de su vida. Con el aumento en los niveles de sobrepeso y obesidad, esta cifra probablemente continuará en ascenso, especialmente en tipos como el cáncer de mama y próstata.
A pesar de los avances en detección temprana, terapias dirigidas y tratamientos más sofisticados, todavía enfrentamos el reto de mejorar la calidad de vida y la sobrevivencia de quienes viven con esta condición. Una herramienta que ha cobrado fuerza en la literatura científica es el ejercicio físico como parte del manejo oncológico.

📊 ¿Qué dice la evidencia?
Un estudio publicado recientemente en GeroScience (2025) analizó más de 1.5 millones de pacientes con cáncer de mama, próstata, colon, pulmón y piel. El objetivo fue evaluar si el ejercicio realizado después del diagnóstico influía en la mortalidad específica por cáncer (muertes relacionadas directamente al tumor) y en la mortalidad por todas las causas (incluyendo enfermedades cardiovasculares u otras).
Estos fueron los hallazgos principales:
Cáncer de mama:
36% menos riesgo de muerte por cualquier causa
31% menos riesgo de muerte por cáncer
Cáncer de próstata:
37% menos riesgo de muerte total
27% menos riesgo de muerte por cáncer
Cáncer colorrectal:
29% menos riesgo en ambas categorías
Cáncer de pulmón:
22% menos riesgo de muerte por todas las causas
24% menos por el cáncer
Cáncer de piel:
14% menos riesgo de muerte general (aunque este resultado aún no es concluyente)
Estos datos muestran de forma clara que la actividad física posterior al diagnóstico puede mejorar la sobrevivencia, especialmente en los tipos de cáncer más comunes.
🔬 ¿Por qué el ejercicio ayuda?
El cáncer está relacionado con el envejecimiento, y muchos de sus efectos negativos se agravan por procesos como la inflamación crónica, el deterioro muscular y la disfunción celular. El ejercicio actúa directamente sobre estos procesos y ofrece múltiples beneficios:
1. Disminuye la inflamación
El ejercicio estimula la liberación de sustancias que reducen la inflamación en el cuerpo. Esto es importante porque la inflamación crónica favorece el crecimiento y la progresión del cáncer, además de contribuir al desgaste muscular y a la fatiga que muchos pacientes experimentan.
2. Mejora la función celular y mitocondrial
Al movernos, nuestras células producen más antioxidantes que ayudan a combatir el estrés oxidativo, un proceso que daña tejidos, acelera el envejecimiento y dificulta la recuperación. Esto permite que el cuerpo tolere mejor tratamientos como la quimioterapia o la radiación.
3. Protege el corazón y los vasos sanguíneos
El ejercicio mejora la circulación, la presión arterial y reduce la rigidez de las arterias. Esto es crucial, ya que muchos tratamientos contra el cáncer pueden aumentar el riesgo de problemas cardíacos.
4. Regula el azúcar en sangre
El entrenamiento, especialmente el de fuerza, mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a controlar los niveles de glucosa. Esto es importante porque los niveles elevados de azúcar y la resistencia a la insulina se han relacionado con un entorno favorable para el crecimiento tumoral.
5. Refuerza el sistema inmune
El movimiento físico estimula células clave del sistema inmune como las Natural Killer (NK), que ayudan a identificar y destruir células cancerosas. Además, facilita que los linfocitos lleguen al tumor y ayuden a combatirlo.

📌 ¿Qué significa esto para ti como paciente?
El ejercicio es una herramienta que puede ayudarte a vivir mejor y más tiempo. Tanto la Sociedad Americana Contra el Cáncer como múltiples organizaciones científicas recomiendan:
- 150 minutos de actividad física moderada a la semana
- 2 días de entrenamiento de fuerza
Pero estas recomendaciones son solo un punto de referencia. Lo más importante es que el programa de ejercicio se adapte a tu realidad: tu etapa de tratamiento, síntomas, capacidad física y necesidades individuales.
✅ Consejos prácticos:

- El ejercicio es medicina, pero debe ser personalizado. No todos los pacientes pueden o deben comenzar igual.
- Entrena la fuerza. Mantener la masa muscular es clave para tu recuperación.
- Empieza poco a poco. Los 150 minutos son una meta a largo plazo, no un punto de partida.
- Busca orientación profesional. Un especialista en ejercicio oncológico puede ayudarte a moverte de forma segura.
- Evita la inactividad física. En días difíciles, caminar, respirar profundo o moverte suavemente también aporta beneficios.
- Cuida tu descanso y tu energía. Escuchar a tu cuerpo también es parte del proceso.
Conclusión
Cada vez es más claro: el ejercicio no solo mejora la calidad de vida, también puede ayudarte a vivir más tiempo. Incorporarlo de manera adecuada, segura y adaptada a tus necesidades puede marcar una diferencia significativa en tu proceso de recuperación.
Referencia
Ungvari, Z., Fekete, M., Varga, P., Munkácsy, G., Fekete, J. T., Lehoczki, A., Buda, A., Kiss, C., Ungvari, A., & Győrffy, B. (2025). Exercise and survival benefit in cancer patients: Evidence from a comprehensive meta-analysis. GeroScience, 47, 5235–5255. https://doi.org/10.1007/s11357-025-01647-0